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En ese perriodo también realizabamos excursiones por los alrededores tales como viajes a San Francisco a visitar Alcatraz, ir a un parque de atracciones o subir al pico de una montaña a bañarte en una piscina de agua caliente.
Esto me ocurrió en este último lugar, era un sitio curioso ya que a la vez que podías bañarte en un jacuzzi o en una piscina y a menos de 20 metros patinar sobre una pista de hielo.
Para entender bien la anécdota he de decir que yo había estado patinando e incluso jugando al hockey en la federación malagueña, con lo que tenía los aires de buen patinador muy subidos (aunque en realidad en hielo no había patinado más de dos veces).
Resulta que despues de pegarnos el chapuzón en la piscina, los veinte o treinta compañeros de viaje nos dirigimos hacia la pista de hielo a colocarnos los patines y demás prendas para el frío; una vez en la pista me dí cuenta de que nadie, excepto dos o tres chavales mas pequeños que andaban por allí, tenía idea alguna de dar mas de dos pasos seguidos sin llegar a caerse, y yo, con los aires por las nubes y vacilando a todos mis amigos, empece a hacer el idiota por la pista.
De mi grupo únicamente había un chico asturiano que parecía saber defenderse en el hielo, y yo mas chulo que un ocho le reté a hacer las tipicas chorradas para ver quién se la pegaba primero.
Tras varios saltos y consiguientes caidas sin importancia, habíamos creado la espectación de todos los españoles, los cuales estaban atentos a cada parida que se nos ocurría. Mi amigo asturiano fue el siguiente en realizar un movimiento: se fue corriendo por toda la pista para coger velocidad mientras nosotros nos quedabamos esperando, y al llegar justo donde estabamos frenó en seco aunque de la forma clásica, con los pies cruzados. Al ver esa chorrada le dije a mi amigo que yo podía hacer lo mismo pero que llegando al final clavaría la franada con los dos pies en paralelo incando las cuchillas en el hielo (cosa que en hockey nos habían enseñado a hacer, pero que nunca había intentado en ese terreno), con lo que me dispuse a coger carrerilla y salí lanzado a bordear la pista.
Mientras iba cogiendo cada vez más velocidad, veía como las miradas de los presentes se fijaban en mí, y apreciando sus caras podía imaginar lo que estarían pensando todos por dentro: ¡vaya ostia se va a pegar este imbecil!; cuando quedaban unos veinte metros para llegar al punto donde se encontraban todos, recé todo lo que pude y más, y con un giro de cadera puse las cuchillas en paralelo y las inqué en el hielo de golpe...
Lo único que recuerdo a continuación fue recuperar el conocimiento estando tirado en el frío suelo mientras un barullo de gente me rodeaba y el monitor de vigilancia que en principio se encontraba en la otra punta de la pista estaba ahora arrodillado a mi lado moviendome la cabeza y preguntandome: "Are you okay?".
Por lo que me contaron luego mis amigos, tras incar las cuchillas en el hielo me fuí de bruces al suelo, y al pegar con la cabeza en el suelo me había quedado inconsciente (¡jajajja, vaya ostia!)
1 comentario:
Hai ai!!
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