viernes, 20 de febrero de 2009

El vómito...

En la cabeza de todo estudiante universitario que empieza a estudiar una carrera siempre está la misma cosa presente: la fiesta.
Resulta que despues de llevar toda tu vida encerrado en casa con los padres "estudiando" para aprobar en el colegio tiene una consecuencia lógica: el conocido "desfase universitario". Ya no tienes horarios, no existe la presión directa de los padres, a duras penas hay presión de estudios en los primeros años y la única cita a la que no falta nadie es a la fiesta.
Pues esta historia tiene lugar en la última salida de mi primer año con los compañeros de la residencia; la cosa empezó como siempre: primero unas cervezas con unas bravas en las brasas (un antro al que a todos nos han llevao engañados alguna vez y del que surgen leyendas como que se usa el cuchillo del jamón pa limpiar el filo del suelo de las puertas... menuda imaginación jajaj), después con el alcohol empezando a hacer efecto en nuestro organismo nos dirigimos a los bares donde el hecho de salir cada fin de semana ha dado lugar a camareros conocidos y consiguientes copas baratas, y por último terminar de dejarte el hígado en el "Casa Blanca" que es como se llamaba por aquella época, más conocido ahora como "el Doblon", siendo ahí de donde se sale perjudicado de forma bestial dada la gran calidad del alcohol servido en el local (puaaaj), y de ahi para la residencia a dormir (si es que no has conseguido a ninguna pájara a lo largo de toda la noche); pero en este caso ninguno de nosotros teniamos ganas de irnos a la cama, ya que al día siguiente tendríamos que despedirnos para volver a nuestras respectivas casas, con nuestros respectivos padres y nuestras respectivas costumbres aburridas.
Nos reunimos todos en los sofás comunitarios de la residencia para seguir la fiesta aunque la gente empezó a abandonar o en el mejor de los casos a quedarse dormida; fue entonces cuando se nos ocurrió la genial idea de mover el sofá con nuestro amigo medio en coma por los efectos del sueño y el alcohol, dejándolo puerta por puerta de cada habitación, llamando y esperando desde lejos ver la cara de la persona que abre la puerta y se encuentra con aquello (ajjaja).
Cuando lo repetimos varias veces, de las incontenibles risas nuestro amigo se acabó despertando, así que para seguir la fiesta sólo se nos ocurrió una última cosa: joder a aquellos que se fueron a dormir llamando a la puerta de forma agresiva y nada mas escuchar la apertura del cerrojo entrar todos del tirón gritando a la habitación. Así que fuimos a la puerta del que primero se fue a dormir de todos, que para mantener su identidad diré que se trata del "puto pank", donde entre 10 y 15 personas estaban preparadas para la gran intromisión de su actual morada; yo que estaba colocado de los primeros junto con otro compañero llamé a la habitación a puñetazos y patadas sin obtener en un principio respuesta, y nada más escuchar que la puerta se abria entramos todos gritando percatándonos de una gran sorpresa que nos acechaba: el suelo estaba cubierto de vómito y olía un pestazo inmundo y para colmo uno de nosotros tropezó con una zapatilla que giró innumerables veces encima de aquella papilla salpicando a todo aquel que estaba cerca con lo que se formó un angosto tapón entre los que tratábamos de salir y los que aun quedaban por entrar, un desastre.
Al día siguiente supimos que nuestro amigo se excusó ante sus padres con una "ingestión de comida en mal estado" jajajajajajajaj.

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