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Esta es la historia de cómo una persona inteligente y muy capaz se deja influenciar por otra muy vaga y que creía que no había que esforzarse estudiando más de lo necesario para aprobar, el tipico niño imbecil que se creía más listo que los demás (es decir, yo).
Para que comprendais la historia de estos dos personajes, teneis que saber que desde un principio ambos estuvieron en la misma clase, consiguiendo grandes resultados, pero que con el paso del tiempo uno empezo a tener que esforzarse estudiando para seguir la línea de grandes notas y el otro optó por aprender el arte de copiar. Este segundo pequeñuelo consideró que no estaba lo suficientemente preparado para un examen de tecnología, y al ser este tan sencillo, pensó que un suspenso en aquella asignatura sería objeto de mofa general. Para su primera vez escribió en un papel de unos 10x10cm de tamaño las respuestas del examen con un tamaño de letra casi ilegible de lo diminuto que era, rematando el "papel de ayuda al examen" con cinta adhesiva (sin saber muy bien por qué, pensando que es lo que hacían los expertos en el campo). A la hora del la prueba, este chico se metió en el bolsillo aquel trozo de papel, y durante una larga hora de nervios, sudores y desesperación consiguió echar mano de él sin despertar sospecha alguna, lo que le fatídicamente le llevaría por el camino del arte de copiar.
Pasados unos años, el primer chico que aun estudiaba hasta reventar para cada examen veía como el otro obtenía los mismos resultados sin tener que esforzarse tanto, pero pensando que él mismo no sería capaz de copiar.
Llegado otro examen de evidente dificultad superior, el joven y legal alumno se vió acorralado entre los minutos previos a la hora de la prueba y el gran temario (lo que sin duda nos ha pasado a todos en algún momento). Después de meditarlo durante un rato, éste decide pedir consejo al chico al que había visto copiar más de una vez, para saber cómo tenia que escribir y dónde; trás varias advertencias del segundo chico que le indicaban que nunca sabes cómo vas a reaccionar en el momento de copiar, le enseño una vieja técnica de copia: "la hoja entre la carpeta y la mesa"; consiste en escribir lo más al borde posible de una hoja que simplemente tenía que ir haciendo asomar con una mano mientras se hace que se escribe con la otra.
El chico nervio entró en la clase y se sentó junto al consejero en un costado de la clase; una vez repartido el examen los nervios se apoderaron del novicio que cada vez llamaba más la atención sin poder controlarlo; pasaron unos cuantos minutos en los que se podía observar cómo la desesperación de aquel chico le llevó a echar mano de la famosa "chuleta", siendo tan torpe sacándola que tiró la carpeta al suelo con la hoja anexa y el profesor, como el resto de alumnos, presenció la escena y exclamo: "Por favor, ¿me puedes decir qué es eso que tienes ahi?", a lo que inexplicablemente el alumno respondió suspirando "oh oh..."
El castigo para el alumno no fue que le suspendieran aquel examen con un cero y una llamada a sus padres, sino que durante el resto de años que le quedaban en el colegio los crueles niños se mofarían constantemente de él repitiendo el grito de "oh oh..." durante las clases.
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