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Resulta que otro compañero de trabajo muy simpático y bajito (un poca cosa), tenía que quedar con el molesto personaje para resolver unos problemas de una obra en la que estaban interviniendo; aquel día estaba nublado, el típico día fastidioso malagueño, y hacía mucho viento removiendo el polvoriento suelo del solar.
Estaban nuestros dos protagonistas en pie debatiendo sobre algún asunto, cuando el tipo alto y desagradable empieza a carraspear de nuevo; sin darle mas importancia el personaje bajito siguió comentando la obra dando alguna de sus opiniones para resolver el problema mientras el otro seguía y seguía revolviendo en su garganta cada vez con más entusiasmo; tanto fue el entusiasmo que le puso en aliviarse, que en uno de los esfuerzos se le escapó un escupitajo cargadito de flemas con tanta mala suerte, que con la racha de viento y a la vez estar el tipo bajito hablando, éste fue a parar directamente a la boca del segundo, el cual se lo tragó antes de darse cuenta del incidente.
Tras este desafortunado hecho, los dos protagonistas siguieron con la conversación como si nada hubiera ocurrido; el desafortunado tragador llamó horas más tarde a quien me contó esta historia entre palabras de angustia, definiendo el sabor del esputo como: "una bolita de alcanfor". (JajAJjjAJjaJAjaja!)
1 comentario:
que aaaaaaaaaaaaaaasco!!!
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