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El juego en sí se conoce como "El Mamut", y consiste básicamente en hacer grupos entre los presentes con un lider en cada uno y conseguir el máximo número de garbanzos en una zona campestre y sin ningún tipo de iluminación antes del toque de queda. A parte de los grupos se introducen dos personajes en el juego: el mamut y la luna; la luna es una mujer vestida completamente de blanco que va repartiendo garbanzos a todo grupo que consiga conmoverla con alguna poesía, y el mamut es un personaje del que se dice que es un brutal asesino solitario de la zona, ciego, amorfo y vestido completamente de negro y con una capa, que se dedica a quitar garbanzos a quien encuentre en su camino. Hay otra forma de conseguir garbanzos, se trata de encontrarse con otro grupo y sorprenderlo encendiendo una linterna hacia él a la vez que se grita la palabra "grupo".
Pues bien, nos encontramos en el año 1999 aproximadamente, año en el que hicimos una de estas excursiones con el colegio y por consiguiente organizamos el juego del mamut. Una vez listos los grupos se toca el silbato de salida y todos corremos a coger posiciones; Mi amigo Javier y yo ibamos a la cabeza de nuestro equipo, elegimos rumbo al norte y caminabamos lentamente por una calle con cautela; despues de no mas de diez pasos, advierto una mancha en la oscuridad bajo unos rosales y se lo comento a mi compañero, quien me replica haciendose el machote, que sólo es una sombra y que siguiesemos caminando... cuando pasamos junto a estos rosales el brinco que pegamos fue de escándalo al escuchar el enorme rugido de aquella "sombra" mientras nos dabamos cuenta de que se trataba del personaje del mamut, con lo que salimos corriendo y gritando como niñas en la dirección opuesta, cuesta abajo; al pensar que este personaje nos seguiría decidimos volver a la misma carretera del principio pero esta vez atajando por una colina, así que decidimos subir apresuradamente entre la maleza pero al llegar de nuevo a la carretera una fila de pinos nos impedían la vista de ésta, con lo que asomamos la cabeza para confirmar que estabamos a salvo cuando vemos que la figura del mamut nos estaba esperando justo tras los pinos... esta vez el grito fue mas bien parecido a cuando te sorprende un graciosillo pensando que estás sólo en casa con la consiguiente cara de imbecil; después de aquello todo fue una locura, todos bajábamos la colina pero cada uno a su modo: mientras yo corría intentando no partirme los tobillos mis compañeron me adelantaban tropezándose y dando volteretas involuntarias hasta llegar a la carretera de abajo, donde quien aun estaba en pie se tropezó con las piedras del suelo que delimitaban esta colina y se fue de bruces al suelo. Doloridos y desperdigados por el suelo tuvimos el tercer encuentro con el mamut, pero para evitarlo de una vez decidimos quedarnos quietos esperando que la ceguera del personaje le impidiera descubrirnos; después de estar a punto de pisar a uno de mis compañeros al estar literalmente tirado en medio de la carretera y oir a otro quejarse por haber perdido una zapatilla, conseguimos la tranquilidad por primera vez en el juego aun estando magullados.
El tiempo siguió pasando en el juego y fuimos consiguiendo y perdiendo garbanzos a través de la luna y los grupos rivales hasta que quedaban no más de cinco minutos para el toque de queda; fue entonces cuando tuvimos el último encuentro con el personaje del mamut: era exactamente el mismo lugar de nuestro primer encuentro con él, junto a los rosales, pero éramos ahora nosotros quien se escondía en los rosales; mientras escuchaba a la gente rechistar por haberse clavado espinas, esperabamos que el malvado personaje pasase por delante nuestra sin advertirnos... lo cual fue inútil: este se había parado justo frente a nosotros y empezaba a olisquear en todas direcciones para encontrarnos; paso tras paso se fue acercando a nuestro escondite con ese fuerte aspirar hasta colocar su rostro frente a los nuestros, no más de veinte centímetros de distancia... lo que con el agobio hizo que a alguien de nuestro grupo se le escapase un pedo que se pudo escuchar en todo el recinto. A carcajadas salimos corriendo de allí y nos fuimos directos al punto de encuentro para finalizar el juego, que aunque ni si quiera quedamos de los primeros, siempre recordare como uno de los momentos más excitantes entre risas y congoja.
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